Baile del Perol 2010

Cada año, en época de verano (finales de enero, inicios de febrero) se organiza una "gran" fiesta tradicional - y de magnitud nacional- en Trujillo, organizada por el "Club Libertad".
El Club Libertad es un club elitista, elegante, de garbo, que -éste año- cumplía su 50º aniversario.
Tiene todo un cronograma de actividades:
Fiestas de peña criolla, noches de danzas folclóricas, caballos de paso, desfile de carros alegóricos, concursos de marinera, etc.
Y es la fiesta del Perol, la fiesta central de todas sus actividades, fiesta elitista, donde va la "gentita" de clase medianamente alta, y alta (al menos, en teoría), e incluso vienen desde otras ciudades del país, a disfrutar del encanto norteño concentrado en dicha fiesta.

Dentro de esa tradición, está el ir vestido completamente de blanco, color de la elegancia.
Elegancia representada por todos y cada uno de sus asistentes.


Y así... con el garbo que caracteriza a la sociedad snob de Trujillo ؟
En fin... demasiado bonito para ser cierto...
y que mier***! no puedo mentir, y hasta ya me harté de tanto sarcasmo!

Aquí está mi lista de inconformidades sobre la fiesta:
1. Las entradas a la fiesta son carísimas (ver tarifario):
S/.130 para hombres, y S/.70 para mujeres.
Se supone que a precios muy elevados, y siendo una fiesta tan elegante, aseguras la calidad de los asistentes...
y no es que me considere de la high people ni nada parecido, pero de blanco puede ir cualquier persona.
Peor aún... más común, los que van con la billetera de papi.
Peor es comprar un whisky, salir a bailar, regresar a tu mesa, y ¡Oh sorpresa!, no hay whisky!.
Se lo robaron.
Pero sí... esas son las tradiciones de la gente snob de Trujillo.

2. Mal Servicio.
Tuvimos que esperar como 40 minutos para que nos trajeran una botella de whisky (y aquí no encajaban las bromas de "están ordenando la vaca" para una malteada o "se han ido a traer pescado del mar" para un ceviche).
Ni por entradas tan caras, ni por celebrar sus bodas de oro (50 años), ni porque tienen un año entero para organizarla, resultó un evento de calidad. Al fin y al cabo, pagando un precio tan alto en las entradas, esperas "alguito más".
Encima, todas las mesas amontonadas, para realizar un evento masivo, y no "exclusivo", como intentan pintar.
Expectativas insatisfechas.

3. Mala música.
Supongo que para no pecar de (más) atorrante, no pondré el nombre de la orquesta que tocó la música.
Pero vaya que falta de tino para elegir su repertorio.
Música antigua, no desagradable, pero ni por casualidad escuché una canción que haya salido después del 2005. (Ok, además de las chichas de moda del 2006, hubieron -apenas- 2 ó 3 excepciones.)

. Incluso me "reencontré" con algunos de mi promoción de colegio. Y siguen siendo los mismos niños de secundaria que dejé hace 8 ó 9 años. Los mismos chistes de hace 9 años. La misma inmadurez.
No fue un reencuentro interesante ni productivo.

Y eso. No sé de qué más podría quejarme. Servicio, música, de la gente pituca que asistió (y que les gusta robar whiskys ¬¬).

Por eso -y con orgullo- prefiero ser un pueblerino más "del montón" que fue y no se sintió identificado

Pero tampoco todo es color hormiga.

Lo rescatable es que fue un lugar muy espacioso, abierto, al aire libre. El humo del cigarro no se acumulaba, y la bulla de la orquesta no molestaba. Podías conversar con un trago muy cómodamente.
Algo que ningún local nocturno puede ofrecer.

Y no puedo negar que bailé hasta el cansancio. Me divertí, pero fue porque la gente con quienes asistí hicieron que la noche valga la pena. Pero no fue por el evento en sí, sino por con quienes estuve :)

Imágenes: cortesía de madeintrujillo.com
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